Rizomática
Transformación: Un concepto para afrontar la crisis
Hace unos días nos hacíamos eco de las tesis de Bruce Nussbaum en una entrada titulada “la innovación ha muerto, viva la transformación” sobre la aplicación del concepto de “transformación” como un nuevo paradigma que nos permita afrontar los desafíos de la crisis actual.
En una segunda entrada en su blog: “The transformation Conversation: Is “Transformation” a better concept than “Innovation” to guide us forward?, Nussbaum profundiza sobre el concepto de la transformación y nos argumenta el porqué es más útil que el concepto de innovación.
En su línea argumental, afirma que nuestras instituciones no funcionan. Las grandes corporaciones, la banca de inversión, los sistemas de salud, la escuela, los transportes, la política, etcétera están en crisis. Para él, uno de los elementos clave en esta crisis institucional es el papel que juegan las tecnologías digitales porque están cuestionando el cometido de intermediación de las organizaciones y están erosionando el rol de las clases medias económicas, sociales y culturales: desde los creativos de las agencias de publicidad hasta los profesores; desde los editores de los periódicos hasta los administradores de los hospitales; desde los políticos hasta los ejecutivos financieros. Por tanto, según él, las formas de todas nuestras instituciones están cambiando radicalmente.
En este proceso de transformación, las posibilidades de crear y de participar se desplaza hacia las masas, Las tecnologías digitales aportan, a cada persona, las herramientas para bricolar, para concebir y dar forma a su propio aprendizaje, su trabajo y su ocio. El “artesano” está volviendo de una manera que empezamos a entrever con dificultad. Y en este proceso de cambio, la innovación, como concepto es inadecuado para abordarlos. Porque la innovación es escasa, incremental, pequeña y común. La innovación implica cambiar lo existente. La transformación implica crear lo que es nuevo, es lo que necesitamos en estos momentos, crear una cantidad enorme de cosas nuevas.
Según Nussbaum, el diseño es la respuesta. El utiliza el término “transformación” para capturar la inmensidad de la tarea que nos espera, pero las herramientas, las metodologías, la filosofía de esta misión se encuentra en el campo del diseño. En este punto, debemos señalar que Nussbaum está retomando el concepto de “diseño para la transformación”, un concepto que no es nuevo, tomó forma a partir del 2004, con la iniciativa RED del Design Council británico, la cual tenía como objetivo crear/generar los cambios de comportamientos durables y sostenible para los individuos, los sistemas y las organizaciones poniendo a las personas en el centro de los procesos.
Los principios del diseño para la transformación son básicos y cercanos al sentido común: comenzar identificando el verdadero problema; buscar y desarrollar soluciones basadas en las evidencias y no en ego; poner a las personas en el corazón de la solución y basarse en la co-creación en vez del trabajo individual.
Y si algo necesitamos en estos tiempos de recesión, de crisis de un modelo de consumo desmesurado es la capacidad de diseñar/crear nuevos modelos para transformar lo irracional y lo insostenible de nuestras sociedades. Desarrollar un nuevo marco de “diseñadores de servicios” los cuales, aplican el diseño pensando como las organizaciones se tienen que reestructurar para ser más eficientes con un comportamiento diferente. Un diseño que tiene que ser multidisciplinar involucrando los diversos campos del conocimiento para desarrollar soluciones creativas.
La innovación ha muerto, viva la transformación
La innovación murió en 2008, muerta por la sobreexplotación, por una utilización abusiva, por la estrechez de miras, por su instrumentalización y por la incapacidad de evolucionar”. Es lo que afirma el diseñador y editorialista Bruce Nussbaum en su entrada “Innovation” is Dead. Herald The Birth of “Transformation” as The Key Concept for 2009 publicada en el Business Week el 31 de diciembre de 2008.
Para Nussbaum, empresarios, consultores, marketers, publicitarios y periodistas han degradado y devaluado la idea de la innovación confundiéndola con los cambios, la evolución tecnológica, el diseño, la globalización y la perspectiva de todo aquello que puede parecer “nuevo”.
Según Nussbaum, ésta muerte está relacionada con nuestra obsesión por las mediciones, las métricas y una demanda de previsiones en un mundo imprevisible. Para él, lo más importante es que la innovación no nos guía en un futuro incierto y tumultuoso. La innovación se ha revelado débil como táctica y como estrategia para afrontar la tormenta económica y social que estamos viviendo en los últimos meses.
Como alternativa, Nussbaum defiende un concepto más profundo y más sólido según él: la transformación. Porque la transformación capta los principales cambios en curso y nos puede ayudar para guiarnos en el futuro. Esto implica que nuestra vida se organizará, cada vez más, alrededor de plataformas digitales y de redes que reemplazaran las grandes organizaciones que conocemos.
Siguiendo su tesis, nuestra cotidianidad estará formada, cada vez más, por los intercambios realizados en ecosistemas/plataformas como: iTunes/iPod/iPhone, Nike Plus, Facebook,Threadless, Zipcar, etc. Para él, la idea de transformación tiene más en cuenta los cambios socio-económicos y políticos que la idea de innovación porque implica una transformación de nuestros sistemas educativos, de salud, de transporte y de representación política, ya que la transformación pone el acento en las personas, en la concepción de las redes y en los sistemas que permitan alcanzar sus deseos y sus necesidades. Se apoya más sobre la humanización de la tecnología que en la imposición de ésta sobre las personas.
El concepto transformación se adapta a la idea de que nosotros estamos en una sociedad posconsumista definida por dos grupos de actores económicos: los productores y los consumidores. La transformación permite abordar la creatividad de una nueva sociedad en la que somos, a la vez, productores y consumidores de valor, tal como podemos observar en la Red. Si en el pasado el valor económico se generaba en la transacción, hoy en día, se genera por las interacciones. La clave es poder monetarizar éstas interacciones como núcleo de de una economía fundada en los medias sociales.
Hasta aquí, la tesis Nussbaum. Si consideramos que la “innovación de los sistemas financieros” nos ha conducido a una crisis sin precedentes y la mayoría de los agentes económicos se han qudado sin ideas “inovadoras” para reconducir la crisis actual, la verdad es que el concepto de transformación, en el contexto de un ecosistema de interacciones, es atractivo. Tendremos que darle algunas vueltas a este cambio de paradigma.
La transformación como proceso de construcción creativa
Nos hicimos eco de las tesis de Bruce Nussbaum en un par de entradas en este blog: “La innovación ha muerto, viva la transformación” y “La transformación: un concepto para afrontar la crisis“. Y seguimos dándole la vuelta a los conceptos de “innovación” y de “transformación”, porque estamos convencidos que la mayoría de los conceptos no son neutros, se manejan según contexto e ideología en el discurso dominante y, por tanto, se plantean problemas de delimitación y definición conceptual. Parafraseando a Hegel: el concepto, para nosotros es como un mediador entre el ser y el devenir, entre lo inmediato y la reflexión.
Estamos inmersos en una profunda crisis y seguimos constatando que nadie es capaz devislumbrar su profundidad, tuvimos la ilusión de que un golpe de timón a lo mejor nos permitíaver la luz al final del túnel pero, lamentablemente, cada día que pasa, nos desayunamos con una mala noticia, sea un nuevo pufo trilero en el sector financiero, más cierres de empresas o la eliminación de miles de puestos de trabajo. Una crisis de un sistema que durante años ha privatizado los beneficios y que, hoy en día, quiere socializar las pérdidas y los fraudes.
La única solución que nos queda es transformar a nivel macro el sistema y sus instituciones, y transformar a nivel micro las empresas, las organizaciones y, los individuos (nosotros). Pero tengamos claro que no hay transformación sin deseo de cambio. Cambio para potenciar un sistema más ético, más social, considerando lo que estamos viviendo. La transformación no es una finalidad ni un resultado, es algo muy sencillo y muy complejo a la vez porque, como dijoKrishnamurti, requiere que podamos ver lo falso como falso y lo verdadero como verdadero y, también, ver la verdad en lo falso, y ver lo falso en aquello que ha sido aceptado como la verdad.
Transformar es entrar en un proceso continuo donde debemos enfrentarnos a retos para rediseñar las funciones de usos y prácticas en cualquier actividad, porque nada está fijo. No es una apuesta para el futuro, sólo se puede dar ahora, de instante en instante. Es ética, visión, diseño, movilización, catalización, conducción, materialización, participación, gestión de la emoción, gestión de las relaciones de poder, gestión del conocimiento, formación y comunicación.
Transformación: ¿Podemos construir un mundo mejor con la filosofía Open Source?
En el momento actual de recesión económica, con una crisis financiera sin precedente, con millones de personas expulsadas del mercado laboral y que, muchas de ellas, difícilmente volverán a él porque todo apunta a que unos de los efectos de la salida de la crisis vendrá acompañado de grandes cambios estructurales en los sistemas productivos, sobre todo las deslocalizaciones, avalados por las sacrosantas consignas de “competitividad-productividad”. Es interesante observar que surgen iniciativas transformadoras que plantean sólidas alternativas a un destino marcado por la mano no tan invisible.
En efecto, Victor Keegan en “The Guardian” se preguntaba hace unas semanas si podemos construir un mundo con la filosofía “Open Source” en un artículo titulado “Can we build a World with open source?. Según, Keegan, hasta hace poco, el Open Source se ha limitado al software en proyectos comunales como la Wikipedia, el navegador Firefox (con una cuota del 21,5% del mercado mundial) o el sistema operativo Linux, entre otros. Pero, estamos observando que el movimiento se empieza a extender hacia otros campos en la producción de bienes y servicios.
Por ejemplo, el caso de Vinay Gupta, un ingeniero escocés de origen indio, diseña casas de bajo coste para las regiones pobres o zonas siniestradas y las pone en Internet para que otros puedan construirlas. Su proyecto insignia es el refugio Hexayurt, un sistema que cuesta unos 200 dólares. Para sus proyectos emplea materiales comunes de construcción, incluidos paneles aislantes. El modelo de negocio es reducir el precio de los bienes y servicios esenciales hasta el nivel que pueda ser asumido por los pobres. Para Keegan, Gupta es sólo un ejemplo de un movimiento mundial que ofrece una alternativa a las historias sobre la escandalosa rapacidad de los bancos que saturan los medios de comunicación.
Otros ejemplos Open Source, que podemos encontrar, son: el teléfono móvil Neo FreeRunner de Openmoko.com ; la posibilidad de construir un modelo diferente de coche en el proyecto OsCar; el desarrollo de una ecociudad de acuerdo con la propuesta de Open Source Ecology; los proyectos para saneamiento e higiene de Akvo para el tercer mundo, el desarrollo de una placa base de Arduino ; el proyecto embrionario para fabricar una vivienda que podemos ver en el repositorio de fotos de Flickr; la propuesta, presentada en Wired del diseñador Ronen Kadushin que libera y ofrece gratis sus diseños de muebles y objetos en su propuesta “Open Design” e incita a los consumidores a descargarse los archivos con las instrucciones, fotos y diseños AutoCAD necesarios para la realización de su trabajo; el proyecto Barefoot collage, en la India, un lugar para aprender y desaprender, donde el profesor es el alumno y el alumno es el profesor, y que tiene como objetivo, por ejemplo y entre otros, enseñar a las mujeres las técnicas de los paneles solares para que sean autónomas en la gestión y mantenimiento de las instalaciones de sus poblados; o las herramientas gratuitas para una educación onlinereseñadas en Lifehacker.
Todos estos ejemplos, son una pequeña muestra de lo que está ocurriendo en nuestro mundo, y que los grandes medios, rara vez se hacen eco y como bien señala Keegan, a menudo se nos dice que las mejores cosas de la vida son gratis, pero pocos han intentado traducirlo en un modelo de negocio. Mientras que el capitalismo financiero está colapsado globalmente, es curioso constatar que una actividad emprendedora completamente diferente (podemos denominarla comuna-ismo) está en pleno crecimiento. Un acto de hacer las cosas por el bien común, por nada: sea por una motivación altruista, sea porque se espera recibir una compensación mediante el esfuerzo voluntario de los demás.
Keegan, remarca que curiosamente, este tipo de productos no aparecen en las cifras del Producto Interior Bruto (PIB), salvo que no esté incorporado en otro producto comercial que se pueda vender-comprar, por ejemplo, los PCs de bajo coste con el sistema operativo Linux. Según él, es una riqueza no registrada y si el movimiento crece, tendremos que reconsiderar nuestras formas de medir la riqueza de las naciones. Porque el Open Source es un movimiento y uno de los aspectos más interesante es que se está propagando a los componentes materiales y con una expansión sin precedentes de las redes sociales y, por tanto, en la actual recesión mundial, se debería darle un gran impulso para transformar el nuevo modelo en una fuerza global.
Aunque los componentes materiales Open Source no tienen las mismas características que el software porque el producto final, a diferencias de las creaciones digitales, no se pueden duplicar sin costes suplementarios, puede representar un potencial diferente que puede utilizar las redes para liberar, en el mundo entero, las energías creativas de trabajadores insatisfechos o de parados para poder fabricar productos realmente deseados por las personas y que se correspondan con las realidades locales, incluyendo la disponibilidad de los propios componentes.
Es un paradigma que se ajusta a la era de las redes, donde la fabricación real de mercancías se externaliza, Si los gobiernos del mundo se inquietan por el origen de nuevos productos y empleos cuando finalice la recesión, entonces ellos deberían incentivar la fabricación de bienes por las personas, para las personas. Es apostar por el desarrollo de una Economía del Conocimiento generalizando y liberando para la sociedad: las formas, métodos y maneras de abordar y resolver problemas, y las herramientas o medios de producción para producir a su vez, o más conocimiento o productos y servicios con un valor añadido, útil y cuantificable para la sociedad.
Transformación : Espacios colaborativos autogestionados o los Hacker Spaces
Un hacker es alguien que se divierte con el ingenio, que usa la inteligencia para hacer algo difícil. Alguien que le apasiona el conocimiento, descubrir o aprender nuevas cosas y entender el funcionamiento de éstas. No tiene que estar centrado únicamente en las tecnologías de la información y las comunicaciones, aunque este neologismo se ha generalizado en dicho sector, es posible ser un hacker de los objetos y de los servicios.
Lo más próximo es nuestro ámbito cultural es la popular figura de “el manitas”, esa persona, individualista y autosuficiente, que suele ser solidaria y generalmente nos ayudará cuando precisemos su ayuda. Esa persona que arreglará la avería doméstica o solucionará el problema con el ordenador que nosotros mismos hemos agravado con nuestra torpeza y que hundirá nuestra autoestima cuando lo soluciona y nos dice: Esto estaba “chupao”….
Pero si “el manitas” es un autodidacta y un experto individual de la “chapuza”, en el buen sentido del término, la creación de espacios colaborativos colectivos o Hacker Spaces, para que nuestro castizo “el manitas” o el hacker pueda compartir sus conocimientos y aprender a programar, construir dispositivos electrónicos o desarrollar cualquier objeto que podamos imaginar, son un elemento transformador que potencia el “Hágalo usted mismo“.
HackerSpaces, tiene censados cerca de un centenar de espacios en todo el mundo -obviamente no están todos- 15 de ellos en España (29 en los Estados Unidos). Es una tendencia en auge según la revista Wired, localizados en estudios, lofts, espacios semi-comerciales o espacios ocupados, están gestionados por el consenso de sus miembros guiados por el espíritu de cooperar y compartir espacios, herramientas y proyectos. Estas iniciativas, por sus objetivos, actividades y fines, forman parte, a todas luces, de la Economía del Conocimiento pero, la mayoría de ellos, actúan y trabajan al margen del sistema.
Muchos de estos espacios ya se han convertido en referentes mundiales como el caso deMetalab en Viena, c-base en Berlin, Chaos Computer Club en Hannover y otras ciudades de Alemania, Noisebridge en San Francisco, NYCResistor en Nueva York o HACDC en Washington, por citar algunos.
En nuestro país, los Hacker Spaces, muchos de ellos son iniciativas vinculadas a movimientos de okupas y antisistemas, se dedican fundamentalmente a realizar formación sobre aplicaciones y software libre y otras actividades como, por ejemplo: la Biblioteca Pública Digital, un taller abierto para aprender a hacer radio por Internet o montar una cabina telefónica de bajo coste para hacer llamadas gratuitas (proyectos de Hamlab Maravillas); o por citar otro proyecto que nos ha parecido interesante, la wiki para la investigación de temas diversos (delirium corporation).
Todos estos colectivos son denostados por no compartir la lógica de un sistema en crisis, por ocupar espacios físicos no utilizados y por declararse antisistemas. Pero, aunque minoritarios, están demostrando capacidad de organización al impulsar talleres para compartir conocimiento y experiencias, están demostrando que pueden poner su creatividad al servicio de las personas y están buscando vías alternativas transformadoras sin ánimo de lucro. Y lo más importante, están demostrando que son mucho más responsables que los directivos y dirigentes de un sistema donde ha primado la especulación y el beneficio rápido y que han permitido, en nuestro país, que el sector inmobiliario acumule una deuda de 470.000 millonesde euros con una importante bolsa de activos tóxicos que en cualquier momento nos puede estallar, que han gestionado mal un sistema que expulsa masivamente a cientos de miles de trabajadores del mercado de trabajo (la previsión es que en unos cuantos meses el desempleo pueda llegar a superar el 20% o más de la población activa) y que han conducido al país a una recesión técnica con un producto interior bruto (PIB) que ha pasado de un alegre crecimiento del 3,7% (2007), a un discreto avance del 1,2% (2008), para desembocar en un decrecimiento que puede llegar al 2% o más en el 2009.
Nos preguntamos: ¿Quiénes son los verdaderos antisistemas?, ¿Quiénes están construyendo, desde la base, la Economía del conocimiento?……
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